Visión y discapacidad visual
A problemas comunes, soluciones colectivas
Nuestra casa común, nuestros trabajos
Cuando se habla de discapacidad, es muy común escuchar variadas tesis y supuestos estereotipos o prejuicios, los cuales fungen como barreras para el acceso pleno a la sociedad.
Ahora bien, el tema en cuestión nos incluye a todos, pues a lo largo de la historia ha habido ideas erróneas que consideraban que la discapacidad constituía un “castigo” y qué dicho “sufrimiento” o “desdicha” se tenía que curar plenamente para que de esta forma, las personas discapacitadas, pudieran poseer derechos y ser incluidas en la comunidad. Bajo esos esquemas, evidentemente equívocos, se cometían innumerables violaciones a los derechos humanos e injusticias: leyes que prohibían a las personas con discapacidad casarse y aparecer en público, esterilizaciones forzadas, privación de la libertad y traslado a instituciones en las que se recibían tratos despiadados, crueles, muchas veces aberrantes e inhumanos.
La discapacidad visual constituye otro de los múltiples motivos por los cuales se ejerce la discriminación en nuestra sociedad, con base en la idea errónea de que las personas que padecen limitaciones de la vista, tanto totales como parciales, no pueden tener las mismas oportunidades de desarrollo que los demás, por lo cual suelen enfrentar actitudes de marginación en los ámbitos sociales, educativos, culturales, laborales, de salud y de acceso a los servicios.
En tal sentido, FUNDACIÓN HOMERO, atenta siempre a la realidad y a las necesidades de las personas con discapacidad visual, concentra sus objetivos en la rehabilitación, la integración laboral, la formación y el empleo para personas discapacitadas ciegas, y en la superación de las barreras que impiden o dificultan su plena integración en la vida económica, social y cultural del país.
Creemos que el análisis y el debate irá haciendo posible una aproximación a soluciones de una cuestión tan compleja y sensible para el mundo de la discapacidad visual, de allí que sea útil que todos aprendamos de lo que ya se está haciendo, y para que todos incorporemos las mejores experiencias, voluntades y esfuerzos.
Por eso, debemos mirar, por supuesto, a las responsabilidades o a los responsables públicos, pero también debemos abordar el problema en el debate cotidiano, en la propuesta colectiva, en las opiniones de quienes más pueden aportar para la solución de cuestiones que son una urgente necesidad para el mundo de la discapacidad en su marcha habitual en la perspectiva de un mundo más humano, justo y feliz.
A problemas comunes, soluciones colectivas ...